Arribó la magia. Los artesanos ya engalan la ciudad. Manaña se inaugura el evento de arte popular más importante del mundo.
El tianguis de Domingo de Ramos tiene sus orígenes en la actividad comercial que se desarrollaba desde tiempos precolombinos.
Uruapan, Michoacán.- A la Perla del Cupatitzio arribó la dosis anual de magia extra, que le hacía falta a esta ciudad, para parecerse un poco al Vergel Michoacano, que un día fue y cuya violenta realidad actual ha desdibujado su reputación de pacífico paraíso.
Desde hace un par de días llegaron alrededor de mil 300 artesanos, que con más de un millón de productos, fruto de su talento, atraerán a miles de turistas y visitantes, y que también seducirán a los residentes de Uruapan.
Los artistas, provenientes de todo el estado, toman parte en el tianguis de arte popular de Domingo de Ramos o tianguis artesanal de Semana Santa, como también se le conoce.
Desde hace décadas a este tianguis se le ha bautizado como el más grande de Latinoamérica, por el número de artífices participantes y el número de piezas en exposición y venta; pero bien podría tratarse del evento de arte popular más importante del mundo.
Aunque muchos se adjudican la paternidad de dicho tianguis, la realidad y la historia nos dicen que por su privilegiada ubicación y clima, desde tiempos inmemoriales, Uruapan fue un epicentro comercial, en el que la compra, venta y trueque de mercancías se ha venido realizando desde la época precolombina.
A la par que la actividad comercial, durante las vacaciones de Semana Santa y Semana de Pascua, cada vez se agregan más eventos, pero el más antiguo es el concurso artesanal que hace unos 65 años un grupo de uruapenses ideó para comenzar a valorar los productos hechos a mano.
Y es que en el discurso gubernamental, actualmente se reconoce el valor de los productos artesanales, pero no siempre fue así.
Tal vez por convivir con el talento de manera cotidiana, se dio por hecho el contar con este tipo de productos a los cuales se les llegó a despreciar y a desterrar del primer cuadro de la ciudad.
La historia que hay detrás.
Esta exposición y venta que ahora atrae al turismo nacional y extranjero, de la cual tanto se vanaglorian los funcionarios públicos, es producto del amor por el arte popular de un puñado de personas que en la década de los 60, luchó por darle al trabajo artesanal la dignidad, que desde siempre le han negado los burócratas y la mayoría de la población.
Estos iniciadores fueron los ahora fallecidos, Arturo Macías Armenta, Arturo Apan, Leopoldo Sánchez, conocido en la localidad cariñosamente como Polo Sánchez, quien hace 50 años se desempeñaba como delegado de la Secretaría de Turismo y el finado investigador étnico, Daniel Rubín de la Borbolla.
Fueron ellos los que no sólo crearon el concurso artesanal de Domingo de Ramos, que ahora tantos elogios cosecha para Michoacán, sino también iniciaron la época moderna del tianguis artesanal de Semana Santa, el cual por el número de piezas que concentra y la cantidad de artistas populares que convoca está considerado como el más grande de Latinoamérica.
Cuentan los hijos de los organizadores originales del concurso, que durante el primero el premio grande fue de 15 pesos y que ese premio salió del bolsillo de los que lo promovieron, ya que antes nada tenía que ver con esta actividad el Gobierno del Estado.
Después de los 5 primeros años no alcanzaba ya el dinero para dar los premios. “Llegaba el domingo de la premiación y se entregaban sólo los primeros 3 lugares. Ya el lunes siguiente a primera hora, ya mi padre había mandando a la secretaria a sacar recursos del banco para pagar los premios que faltaban. Yo era chico y veía la fila de artesanos en su oficina del pasaje Martínez”, recordó en una entrevista con esta reportera, Benjamín Apan, hijo de Arturo Apan.
“El gran tesoro que nos ha dejado mi padre como herencia es el cariño por los artesanos y la nobleza que los artesanos nos traen”.
El concurso siguió y hasta 1970, 10 años después, nació la Casa de las Artesanías, que retomó el evento que se había vuelto más complejo y grande.
No únicamente el concurso ha crecido, sino que año con año pareciera que el talento artesanal se ha ido agigantando, ya que el asombro que provocan las piezas cada año es cada vez mayor.
Los artistas populares cada vez se retan a ellos mismos elaborando con meses o hasta un año de anticipación piezas más hermosas, creando nuevos diseños, incorporando nuevas técnicas a las antiguas y demostrando que en las humildes y maltratadas manos se expresa una mente compleja que guarda un trocito de divinidad.
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