La inseguridad afecta hasta las tradiciones culturales. El ritual de Los Palmeros se yergue dispuesto a no morir.

 Aunque en forma simbĂłlica, los varones de los barrios fundadores de Uruapan, respaldados por las mujeres de esos asentamientos, cumplieron con los tres dĂ­as del ceremonial.



Uruapan, Michoacán.-La inseguridad que ha permeado todos los aspectos de la vida, afecta hasta las tradiciones culturales. Tal es el caso del ritual de Los Palmeros, que se realiza en Uruapan y que fue retomado desde hace casi 20 años. 






Por segundo año, desde que este ritual centenario se retomó, Los Palmeros encargados de incursionar en la Tierra Caliente de Michoacán (para buscar las hojas de palma real que habrán de utilizarse el próximo Domingo de Ramos), no pudieron acudir al cerro de La Ahuja en Charapendo.




Esto, debido a la falta de condiciones de seguridad; condiciones que por cierto los tres niveles de gobierno están obligados a garantizar.





Sin embargo, de forma simbĂłlica, los varones de los barrios fundadores de Uruapan, siempre respaldados por las mujeres de esos asentamientos, cumplieron con los tres dĂ­as del ceremonial.




Demostraron que las tradiciones no son cosa de museo, sino que evolucionan y se adaptan; porque las tradiciones como la cultura, son entes con vida propia.




El primer día del ritual (el pasado viernes), no sólo elaboraron las chicotas o cuartas, ese látigo tejido a mano con fibras naturales, sino que idearon un concurso de chicoteros, que aporró mucho para atraer a las nuevas generaciones a las manifesaciones culturales que le dan carácter a Uruapan.




El segundo dĂ­a del ceremonial, el pasado sábado, Los Palmeros y sus familias, tomaron parte en la bendiciĂłn y el reparto de itacates para su misiĂłn. 


Aparte, hasta tuvieron oportunidad de darle brillo a una boda que se realizaba en en el templo de San Juan Bautista, en el barrio del mismo nombre, que es anfitrión y carguero de ritual, este año.





Ya este domingo 6 de abril, a pesar de que su excursiĂłn fue simbĂłlica, Los Palmeros se reunieron para ir al cerro de La Cruz de esta ciudad y recrear el rito de ir por la hoja de palma real, para luego distribuirla entre sus familiares. 



El ceremonial de Los Palmeros no sĂłlo es una tradiciĂłn relacionada con las creencias catĂłlicas que trajeron los europeos a este continente, sino que es un ritual mediante el cual los niños y jovencitos emprenden un viaje, para regresar convertidos en hombres. 

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