Sacerdote pecador. Asesina áreas verdes de la capilla de La Magdalena.
El párroco Sergio Arroyo comete ecocidio. Destruyó un olivo , arbustos y plantas para transoformar el lugar en una plancha de piedra.
No hay autorización ni dictamen de la Dirección de Medio Ambiente.
Uruapan, Michoacán.- El sacerdote Sergio Alejandro Arroyo Ramírez está siendo señalado como ecocida, ya que es el autor intelectual de la destrucción de las áreas jardinadas del atrio de la capilla de María Magdalena, en el corazón del barrio fundador encomendando a esa santa .
Así lo dieron a conocer habitantes de dicho asentamiento, quienes lamentaron la destrucción de un olivo, de arbustos y aves del paraíso que habían vivido en el atrio por décadas y que eran ya un símbolo de este templo.
Ahora se extenderá el piso de piedra y según dijeron los trabajadores es para que la gente baile el día de la fiesta patronal.
Algunas personas dicen que si se van a gastar los recursos que los creyentes aportan, que mejor se realicen mejoras dentro del templo y no solo trabajos cosméticos.
Pero lo más grave en torno a la destrucción del área verde, es que no existe ni un dictamen, ni el permiso de la Dirección Municipal de Medio Ambiente, por lo cual lo acontecido, ya no se trata nada más de un atentado en contra de la cultura y la tradición del barrio, sino de una violación a la legislación vigente.
Cabe mencionar que al sacerdote Sergio Arroyo, se le dio oportunidad de dar a conocer su versión del asunto, pero prefirió evadir a esta reportera.
Es de destacar que no es la primera vez que los sacerdotes toman determinaciones sin siquiera consultar a su grey, como si los templos fueran de su propiedad.
Baste recordar el atentado que se cometió en la capilla del Perpetuo Socorro, en contra de los murales elaborados por el también sacerdote Mario Amezcua y las remodelaciones sin licencia en varios templos.
Finalmente cabe mencionar que como en los tiempos de la Santa Inquisición, ya no se permite ni siquiera la libre manifestación de ideas, ya que fueron retiradas las lonas y las cartulinas que se colocaron en el enrejado del templo, para dar a conocer la inconformidad con la destrucción de los jardines.
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