Entre espíritus del bosque y la memoria de los ausentes San Juan Bautista trajo lluvia y consuelo a los hijos de su barrio.

 La originalidad, la belleza y la alegría se mezclaron con heridas aún abiertas, durante el desfile de Las Yuntas, de este asentamiento fundador. 

Fotos: Pablo Ponce


Uruapan, Mich.- Entre espíritus del bosque y la memoria de los ausentes, San Juan Bautista trajo lluvia recuerdos, lágrimas y consuelo a los hijos del barrio que lleva su nombre. 




La originalidad, la belleza y la alegría se mezclaron con heridas aún abiertas,durante el desfile de Las Yuntas de este asentamiento fundador.






Como lo hacen cada año, los integrantes de los distintos grupos de danza se lucieron con cuadros de baile clásicos, coreografías de estreno y novedades en las ejecuciones y atuendos; deslumbraron con la indumentaria que con elegancia portaban las mujeres y con gallardía los hombres. 



Parece que el punto de Cruz, la manta y la lana, vuelve más hermosas a las féminas y más apuestos a los varones.




Pero en esta ocasión la fiesta fue agridulce, ya que entre la alegría por la celebración y la llegada de las lluvias, pareció que San Juan Bautista lloró por los ausentes. 





El desfile de Las Yuntas de este 2024 por primera vez no contó con la presencia del contador o tatá Miyuri, como le conocían varios de sus amigos, César Ciprés Murguía, quien desapareció desde el año pasado, sin que esto signifique sus seres queridos hayan dejado de esperarlo.





También se dejó sentir la pérdida del promotor de la danza de los Kúrpites y dirigente cultural, Enrique Barrera Mújica, conocido como Chapete, quien dejó este mundo víctima de la violencia; pero cuyo legado dancístico vivirá muchos años, ya que supo cultivar el cariño de sus seres queridos y alumnos.





Otra ausencia dolorosa, fue la del dirigente de comerciantes, Crispín Vázquez Mercado, hijo de este barrio, ampliamente conocido, no solo por su trabajo sino por su gentileza y su tenacidad. 





Pero además se evocó la memoria de doña Margarita Flores Tajimaroa, quien abandonó este mundo en este mismo año, pero no dejó de estar presente en el desfile , en el que durante muchos años participó.







Del mismo modo, la familia Gómez no dejó marchitar el recuerdo del defensor del bosque Homero Gómez, quien aunque no nació en este barrio y ni en ningún otro de Uruapan, dedicó su existencia a salvar la vida de las mariposas Monarcas y los oyameles que les dan cobijo. 









Homero Gómez  lamentablemente fue arrebatado de este mundo para convertirse tal vez, en un ser alado y perpetuo, lejos de los hombres que le ponen precio a la naturaleza y desprecio a la vida.



Por otra parte, a pesar de que varios promotores culturales ya no están, el ver como se incorporan a la tradición los integrantes de las nuevas generaciones, es como una señal promisoria de que aún cuando al árbol se le marchitan unas hojas, siempre habrá nuevos brotes que lo mantendrán vivo.


Lo que tampoco faltó fue el grupo de ebrios que marchó detrás del contingente cultural, ni tampoco faltaron los que al calor de las copas terminaron peleando por el absurdo de una vida sin provecho ni sentido.





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