Volvió a escucharse el chasquido de las chicotas. Los Palmeros recuperaron las calles.




Se vivió un ambiente similar a los tiempos antes del Covid.


La inseguridad no permitió ir con libertad al corte de palma real.


San Juan Evangelista recibió el cargo para el ritual 2023.




Uruapan, Mich.-  Volvió a escucharse el chasquido de las chicotas y su sonido, similar al que producen las escopetas, sacudió el aire de la primavera. 




Los Palmeros recuperaron las calles, luego de haberse ausentado durante los dos años en los que el peligro de contagiarse con el nuevo coronavirus se volvió una amenaza palpable, que costó vidas




Los barrios fundadores volvieron a unirse en el ritual que rescataron hace 25 años y que interrumpieron durante los últimos dos por la pandemia. 



Este año no hubo incursión masiva a la Tierra Caliente, para el corte de la hoja de la palma real, con la que se hacen los manojos que se llevarán a bendecir el Domingo de Ramos.  




Los organizadores consideraron que era un riesgo innecesario para los Palmeros,  adentrarse en el cerro de La Aguja de Charapendo, en busca de las hojas color verde tierno, que al secarse se tornan amarillas. Esto, debido a la violencia que estalla un día sí y otro también en este estado que llegó a ser catalogado, hace menos de 10 años, como uno de los ocho más seguros del país.  





De todas formas y adaptándose a las condiciones de una pandemia que todavía está presente y a las circunstancias de inseguridad, que parece que en lugar de mejorar, irán empeorando, Los Palmeros cumplieron con su misión.



 Durante los dos días en que se desarrollan las diversas etapas de esta ceremonia, que es también un rito de iniciación masculina, se vivió un ambiente similar al de antes de los tiempos del Covid.





El ritual de Los Palmeros está ligado al de las aguadoras y ambos fueron retomados hace un cuarto de siglo:  Los varones van por las palmas, una semana antes del Domingo de Ramos y las mujeres los reciben con cántaros de agua fresca. El Domingo de Resurrección, antes era el sábado de Gloria, las mujeres van a los manantiales, por el agua que será bendecida, distribuida y utilizada a lo largo del año.




El barrio de San Juan Evangelista recibió el cargo para el 2023

Desde el 2019, el cargo o la responsabilidad de organizar el ritual de Los Palmeros correspondió al barrio de Santa María Magdalena; barrio precisamente que fue pionero en retomar esta actividad, que dejó de practicarse a principios del siglo XX .  




Debido a la pandemia, la actividad no se realizó formalmente ni en el 2020, ni en el 2021y se retomó hasta este año. 



El promotor cultural, experto maqueador y nativo de dicho barrio, Tata Juan Valencia Villalobos (por cierto uno de los impulsores de esta ceremonia en su época moderna), recordó que  entre quienes lo promovieron hace un cuarto de siglo están  el sacerdote Abelardo Desiderio Reyes, Tata Juan Victoriano, de la comunidad de San Lorenzo ( de ahí que Los Palmeros de San Lorenzo siguen llegando a Uruapan para el ritual, específicamente al barrio de La Magdalena, como los de Pomacuarán) y la maestra maqueadora, Francisca Tulais Urbina.







Tras haber cumplido su cometido en esta ocasión, los cargueros del barrio de La Magdalena, le entregaron el bastón de mando al barrio de San Juan Evangelista, asentamiento fundador que tendrá la responsabilidad de organizar el evento para el 2023.



Esta vez, la entrega del cargo, se llevó a cabo de manera diferente, ya que el sacerdote, José Cipriano  Martínez Manzo, quien ofició la misa y dirigió el protocolo, organizó el cambio de cargueros al estilo de la Meseta P'urhépecha.

 


Es de destacar el desarrollo y crecimiento que ha tenido este ritual durante los últimos 25 años. Cada vez participan más adultos, jóvenes y niños y cada año las actividades se enriquecen y cobran un mayor auge.








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