Vandalismo e indolencia de la Policía y de de Tránsito Municipal fueron las constantes del Carnaval P'urhépecha.

Dos personas resultaron heridas al ser arrolladas y cientos ajenas a la "fiesta" fueron agredidas. 



Uruapan, Mich.- El vandalismo, la falta de vigilancia policiaca y el desinterés de elementos de Tránsito Municipal por garantizar la libre circulación vehicular, fueron las constantes del Carnaval P'urhépecha; actividad cultural que se transformó en una serie de actos violentos y de agresiones.



La irresponsabilidad de ciudadanos y autoridades, ocasionó que por lo menos dos personas que viajaban en moto salieran heridas; que un automovilista arroyase a dichas personas y que decenas de conductores fueran agredidos ante la indolencia de los elementos de Tránsito Municipal.




Pero también se expusieron a los ataques de los vándalos, los conductores del transporte colectivo urbano y los pasajeros, que tenían bajo su responsabilidad, y por supuesto cientos de personas que fueron agredidas y que no tomaban parte en la presunta fiesta.



De hecho los propios vándalos pusieron en riesgo su integridad física, ya al lanzarse en contra de los vehículos pudieron resultar atropellados y arruinarle la existencia a los conductores. 





Lo que pasó es que desde antes de que los grupos de danza de los barrios fundadores arribasen al primer cuadro, un grupo de mozalbetes y otros no tanto, se armaron con las bolsas de harina de trigo que se estuvieron vendiendo en las plazas Mártires y Morelos y estas personas comenzaron a bañarse entre sí con este alimento.




Pero también pasaron a agredir a los peatones y hasta a los integrantes de grupos de danza, que portaban bellos y costosos atuendos.



Los jóvenes no nada más bañaban con la harina que portaban, y que también recogían del suelo, a todas las personas, sino que lanzaban cascarones rellenos con dicha harina, que al estar pesados, herían a la gente.


La situación se prolongó durante horas, sin que se presentasen al lugar elementos de la Policía Municipal y los actos vandálicos se tornaron más peligrosos, cuando el tráfico vehicular se restableció.




Luego de abrir las vialidades los elementos de Tránsito huyeron de la turba; se refugiaron en la calle Ocampo y dejaron que los ciudadanos fueran víctimas de la violencia. Los policías municipales adscritos a Tránsito volvieron a huir cuando esta reportera los grababa, en el momento en el que uno de los ciudadanos que paga su salario pidió apoyo y los uniformados se burlaron de él.

Con Todas sus Letras recabó el testimonio de uno de los conductores afectados:



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