Con el ritual Uanopikua, los barrios fundadores de Uruapan, se comunicarán con las ánimas, en Noche de Muertos.
Es una ceremonia ancestral, durante la cual entrarán en contacto con sus seres queridos fallecidos.
Se trata de una procesión relacionada con la concepción espiritual de los actuales descendientes de los P'urhépecha, en torno al culto a Las Ánimas. Todo esto, partiendo sobre la base de que la muerte es un portal hacia otra etapa de la existencia, por ello esta ceremonia se practica durante la llamada Noche de Muertos, durante la transión del primero al dos de noviembre.
El recorrido que los habitantes de los barrios realizan por los territorios del Uruapan colonial (en los que los asentamientos fundadores se constituyeron en la versión del siglo XVI de la Perla del Cupatitzio), se realiza de manera conjunta; pero a su vez cada barrio desarrolla su propia noche de muertos, teniendo como epicentro cada una de las capillas dedicadas a su santo patrono.
El recorrido incluye una parada en la Huatápera, sitio conocido históricamente como al casa de los P'urhépecha y en cada capilla de los nueve barrios.
Por ello toman parte el antiguo barrio de los Santos Reyes, La Santísima Trinidad-El Sagrado Corazón de Jesús- El Vergel; San Juan Bautista, San Pedro, Santo Santiago, Santa María Magdalena, San Miguel, San Francisco y San Juan Evangelista.
La procesión se realiza en conjunto, barrio por barrio, entre la quema del copal, el silbido de los caracoles y canciones sacras; oraciones y ofrendas para los difuntos.
Tiene un carácter solemne y a los elementos étnicos se le suman los del catolicismo que trajeron los europeos, ya que a pesar de los discursos oficiales el mestizaje es algo nato en este país.
Sobre todo esto hablaron diversos dirigentes culturales durante una conferencia ante medios informativos, la cual tuvo lugar en el templo de San Juan Bautista, que es una construcción del siglo XVI, cuyo acceso de escalinatas de piedra volcánica recuerda a las pirámides precolombinas.
Ahí se dieron a conocer los detalles del recorrido común o Uanopikua y también se informó de qué manera cada asentamiento constituyente le rendirá culto a las ánimas, sin que éstas prácticas de carácter cultural y étnico estén relacionadas con las actividades lúdicas y turísticas que organizan diversas instituciones y actores políticos.
Invitaron a la ciudadanía en general a sumarse a esta actividad, sin importar su lugar de residencia, creencias u origen y claramente se deslindaron del producto turístico denominado Festival de las Velas.
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