Por un mal montaje. Dañan pinturas del maestro Benja en la Casa de la Cultura
Las pinturas del autor son invaluables, ya que sufre de problemas de la vista y prácticamente no está pintando en este momento.
La falta de respeto e interés por el maestro García Duarte y su obra por parte de los directivos de Cultura y Turismo Municipal, ha sido evidente desde que se estaba organizando el homenaje en vida que se le rindió el pasado 19 de este mes que hoy finaliza.
Uruapan, Mich.-Por un mal montaje, en caballetes que no son del tamaño apropiado para las obras, se están dañando algunas de las pinturas, que están exhibiendo, como parte de una muestra retrospectiva del maestro Benjamín García Duarte, en la Casa de la Cultura de esta ciudad.
A simple vista se nota que la exposición fue montada por personal de dicha institución municipal, que o no tiene conocimiento sobre el trato y respeto que se le debe dar a un óleo o que no tiene ganas de trabajar, ya que la "museografía", dista mucho en calidad, de la aplicada en otras muestras.
De por sí a esta exposición no se le ha dado ninguna difusión y solo los muy interesados pueden saber de su existencia si se fijan en tres hojas tamaño carta, impresas a la mitad de su talla, que se localizan a un lado de la puerta de la Casa de la Cultura. Para esta obra no ha habido grandes lonas, como se ha hecho con otras exhibiciones.
Pero al desinterés mostrado por la obra y trayectoria del artista, más conocido como el Maestro Benja, quien también es escultor y director de la Escuela de Artes Plásticas y Artesanías, Manuel Pérez Coronado, se le suma el hecho grave, de que por lo menos tres de sus obras se están maltratando.
Y es que la tela se está forzando y la superficie se está deformando, lo cual repercutirá en que se "botará" el óleo que hay sobre la manta, debido a que se colocaron en caballetes que no corresponden al tamaño de las obras.
Hace 55 años los colores y las formas lo atraparon para siempre. Del campo tomó los matices que ahora visten sus óleos y de la realidad que lo rodeaba robó las formas que ahora aplica en esculturas en chatarra, construcciones de las cuales es precursor.
Además de regalarle al mundo su propia visión a punta de espátula y
golpes en el metal, el Maestro Benja,
como lo llaman sus discípulos y amigos, ha ido por la vida repartiendo sus
saberes y fundando escuelas o casas de la cultura.
EL MAESTRO DE LA CORONA DE PLATA
Nació en Purépero el 18 de abril de 1936 y se aunque se llama Benjamín
es el cuarto de una familia de quince hermanos. Su origen es campesino, pero
también es un poeta, cuyos versos son los tonos con los que retrata la belleza
o la injusticia.
Rodeado de privaciones estudió la primaria y mientras otros niños de
su edad jugaban él ya trabajaba.
Como lo continúan haciendo varios millones de michoacanos, dejó su
tierra para buscar empleo en los Estados Unidos, pero la falta de los
documentos necesarios lo dejó varado en la frontera donde lavó platos, fue mesero y
cajero en un restaurante.
Fue en Guaymas, Sonora donde alternaba el doble turno de ayudante de
maniobrista con su afición al dibujo.
Ya de regreso en Uruapan, en 1958 su amor por la pintura no le quitaba
tiempo para trabajar de granjero, hasta que en 1966 conoció al hombre que le
cambiaría la vida, que lo convertiría en su discípulo y de quien recibió
influencias no nada más pictóricas: el pintor Manuel Pérez Coronado.
ALUMNO Y HEREDERO
El finado maestro más conocido como Mapeco advirtió su talento y
vocación. Lo convirtió en su ayudante y alumno, y lo llevó junto a él a
recorrer este país.
El nombre de Benjamín García comenzó a aparecer desde ese entonces en
los murales mapequianos del edificio
de la Asociación Ganadera de Coatzacoalcos, Veracruz o en la Presidencia
Municipal de Nueva Italia.
Ya para 1968, bajo la dirección de maestro Mapeco ensayó distintos
materiales para la gráfica y por su cuenta se encontró con otro de sus amores: El Metal.
Inició García Duarte su relación con la chatarra, siendo pionero a
nivel nacional al transformar los desperdicios metálicos en arte realista.
En 1969 comenzó a participar en exposiciones que ahora se cuentan por
decenas y en 1970 en Monterrey mostró por primera vez como algo tan
antiestético como la chatarra, puede convertirse en arte.
Ya exponía por esas fechas junto a su maestro Manuel Pérez Coronado,
pero mientras Benjamín García escalaba su propia historia, Mapeco falleció.
Desde enero de 1971, el Maestro
Benja se convirtió en una especie de legado viviente del finado pintor y
asumió el cargo de fundador y maestro de entonces llamada Taller-Escuela de
Artes Plásticas y Artesanías de Uruapan, que ahora lleva el nombre de taller
escuela Manuel Pérez Coronado.
CRECER Y MULTIPLICARSE
Desde entonces el arte de García Duarte ha ido evolucionando, pero no
se ha quedado la auto complacencia estéril. La habilidad y el conocimiento han
rendido fruto y además de sus 11 biológicos el Maestro
Benja ha tenido hijos pictóricos, pues los más destacados maestros de la
escuela Mapeco, han sido sus alumnos.
Es común llegar a la escuela Mapeco y verlo bajo las tejas de barro,
entre cuadros y esculturas, asesorando a niños, compartiendo lo que sabe y
sembrando el campo del arte del mañana.
Continúa no únicamente dirigiendo la escuela, sino preservando una
línea más que pictórica, ética. Para él, “el pintor” tiene que ser sujeto de
una evolución “tanto en la forma de su trabajo, su técnica, uso de materiales y
sus temas”.
Consideró el patriarca de la Mapeco que la actividad plástica debe de
combinar “la expresión artística con todos los sucesos que están pasando
actualmente”.
“Si todo se mueve hay que mover también la plástica con otro tipo de
mensaje. Es muy bonito el paisaje para decorar una casa o una oficina, pero
hasta ahí nada más”.
Opinó que el pintor debe de “estar al día con los sucesos que están
pasando. Está comprometido para darlos a conocer a través de su trabajo. Es una
forma de manifestarnos también”.
No hay comentarios