Los Palmeros cumplieron su encomienda con creces: Trajeron a Uruapan las preciadas hojas y resultaron ilesos.
Por su seguridad no incursionaron en el cerro de La Aguja, pero se las arreglaron para seguir manteniendo vivo el ritual.
Uruapan, Mich.-La inseguridad que ha
modificado la mayor parte de los hábitos de vida de los ciudadanos ya influye
hasta en las actividades culturales y modifica las tradiciones.
Tal fue el caso del
ritual de Los Palmeros el cual tuvo que adaptarse a la realidad, para no exponer
a los encargados de ir por las hojas de palma real, que los habitantes de los
barrios fundadores de Uruapan utilizan para tejer ramilletes, que serán
bendecidos el Domingo de Ramos.
Y es que como lo habĂan
venido haciendo desde hace 27 años, Los Palmeros están comisionados por sus barrios,
para ir al cerro de la Aguja, en donde comienza la Tierra Caliente y cortar
previo acuerdo monetario con los ejidatarios de la zona, las hojas de palma
para la ocasiĂłn.
Sin embargo, durante
los últimos años, la sombra de la inseguridad, ha impedido completar esta parte
del ritual y si bien es cierto que el año pasado Los Palmeros realizaron sin
contratiempos el corte, en este 2024, las condiciones fueron diferentes.
En esta ediciĂłn del
ritual, que comprende tres dĂas y que culminĂł el domingo, Los Palmeros
realizaron una salida simbĂłlica, pero de todas formas abastecieron a sus
barrios con las hojas de palma y no se arriesgaron.
Hay voces que
criticaron que Los Palmeros de Uruapan no fueron al cerro, alegando que las
tradiciones son estáticas, como si se cometiera un delito, cuando las
tradiciones evolucionan, pero los organizadores pensaron en privilegiar la
seguridad y la integridad fĂsica de los que tomaron parte en esta ceremonia.
Por ello este año el
ritual fue exitoso, ya que las familias tendrán sus ramos para ser bendecidos y
Los Palmeros fueron y regresaron ilesos.
El rescate de la ceremonia en la Ă©poca moderna
Como otros rituales
practicados por los barrios fundadores, como es el caso del carnaval y las
aguadoras, el de Los Palmeros también fue prohibido por el clero, según relatan habitantes de los asentamientos fundadores.
El siglo pasado, fue en
1934, la Ăşltima vez que Los Palmeros fueron a cortar hojas de palma para los
ramilletes que se bendicen, precisamente el Domingo de Ramos, al parecer la tenencia de la tierra influyĂł en esta situaciĂłn, segĂşn relatĂł la periodista Marian Storm.
Sin embargo, en 1997,
fue el maestro maqueador, Juanito Valencia, del barrio de la Magdalena, quien
rescatĂł esta ceremonia junto con gente de la comunidad de San Lorenzo.
En esa ocasiĂłn a Juanito
Valencia lo acompañó el finado compositor P'urhépecha, Juan Victoriano Cira y
sus familiares. Entre ellos, su hijo, Pedro Victoriano Cruz. Ahora Juan
Victoriano, el nieto de Tata Juan Victoriano, sigue participando.
Desde su reciente hace
27 años, el ritual ha crecido en número de participantes y en calidad, pero
continĂşa mezclando elementos traĂdos por los europeos y los que son propios de
estas tierras.
Además, el cargo para
organizarlo se ha ido rotando entre cada uno de siete de los nueve barrios
fundadores.
Este año la actividad
la organizaron 12 cargueros del barrio de Santo Santiago, quienes cumplieron
con la misiĂłn encomendada y el cargo se le entregĂł para el 2025 a su similares
del barrio de San Juan Bautista.
Este ceremonial dura
tres dĂas y comenzĂł el viernes, con el tejido y reparaciĂłn de chicotas, las
cuales se utilizan como sustituto de cohetes.
El sábado se realizó la
bendiciĂłn de Los Palmeros y la distribuciĂłn de itacates.
El pasado domingo, se
realizĂł una la salida simbĂłlica y por la tarde se llevĂł a cabo un recorrido,
tras el retorno de los palmeros, quienes arribaron triunfantes, con hojas de
palma real para todos los barrios.
Sin embargo para
completar el ciclo debieron de ir al templo de San Francisco a dar gracias y a
ofrendar parte de las hojas recolectadas.
Luego se hizo entrega
del cargo al prĂłximo barrio y con esta actividad, concluyĂł el ritual de este
año.
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