Uruapan se vuelve gloriosa .Todo comienza con el desfile de artífices y sus obras.

 Sin embargo, el amor del gobierno por los artesanos, es de dientes para fuera. 

En el desfile no les da ni un trago de agua y durante su estancia los condena a seguir durmiendo en el piso entre plagas.





Uruapan, Mich.-Como si el río Cupatitzio, que es el emblema de Uruapan, se hubiera desbordado y su cauce hubiera transitado por la pendiente de la calle e inundado las plazas centrales, así fluyeron los artesanos desde el parque nacional hasta el primer cuadro de esta perla, la ciudad hija del mencionado río.





Este evento que indica que Uruapan floreció con la mejor época del año, nos permite además aprender un poquito más de la cultura que nos vuelve mejores a todos.




Con su existencia y obras, los artistas populares nos recuerdan, cuando era placentero y pacífico vivir en este lugar del planeta.





Nos hacen pensar que todavía podemos salvarnos y que la belleza y el arte; la cultura y el talento, son la esperanza que nos hará seguir viviendo a pesar de los horrores de la violencia y la deshumanización.





Los artífices por un lado son elogiados y presumidos por quienes se apropian de ellos, cada vez que dicen nuestros artesanos; pero al mismo tiempo son obligados a dormir en el piso, entre ratas, cucarachas y otras plagas, ya que nos visitan unos mil 500 de ellos y solo se preparan 120 catres para que descansen .




Se romantiza el tiempo que tardan en realizar sus obras, pero si hacemos cuentas, resulta que ganan 2 o 3 mil pesos al mes. Por algo muchos jóvenes se niegan a seguir el camino de la tradición artesanal.




Muchos presumen la belleza del desfile, que es innegable, ya que además cada contingente concursa, dado que se otorgarán premios a los  tres mejores conjuntos y cada año, la competencia eleva la calidad del evento.




Sin embargo, los organizadores, no son capaces de darles un trago de agua a los participantes, como se vio en el desfile del pasado domingo, cuando fue gente del público la que entregó  algunas botellitas de agua a los  que desfilaban.





los organizadores, o sea los del gobierno, no se conmueven de ver marchar dificultosamente a personas de 60 años o más, bajo un sol inmisericorde, durante kilómetro y medio.




En definitiva, el desfile es necesario y entrañable, pero se necesita repensarlo.







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